jueves, 2 de agosto de 2007

¿QUÉ ES LA CULPA?

La culpabilidad es el castigo que te impones tú mismo como solución al conflicto que encuentras en ti y en tu relación con los demás.

Aunque, claro está, es una manera provisional de descargar el dolor de tu conciencia, pues con sentirte culpable no solucionas tu conflicto. La culpabilidad te sirve como excusa para aceptar vivir tu conflicto sin solucionarlo y, además, para sentirte ocasionalmente aliviado por el precio que pagas en sufrimiento.

Eduardo Roselló definió esta autonegación como involución personal:

La culpa es un sentimiento totalmente negativo que nos inhibe de la acción, que nos inhibe incluso de la conveniencia de enmendar nuestro comportamiento y tratar de cambiar. Puesto que somos culpables, ¡para qué cambiar! (Roselló, 1994:127)


Por supuesto, que así te limitas, pues decides como norma para tu vida:

- La relativa seguridad del conflicto, porque tienes miedo a lo que no quieres hacer consciente.

- La falta de confianza en ti mismo, ya que te niegas tu capacidad de análisis, de evolución y de perfección.

Por todo esto te resulta tan importante que definas las creencias en que basas tu personalidad, pues el sentimiento de culpa únicamente puede proceder de creencias en el dolor:


TE SIENTES
AMENAZADO


REACCIONAS
CON RABIA


La expresas La ocultas
directamente


Generas un resentimiento


Repites una y otra vez la misma rabia que cuando te sentiste amenazado


Te destrozas emocionalmente y te causas enfermedades


Atacas a las personas que quieres para que, a su vez, te ataquen y puedas sentirte amenazado




TE CREES
CULPABLE



Evidentemente, tu sentimiento de culpa lo proyectas sobre los demás culpando a quienes te rodean de las circunstancias de tu vida. Esto es una trampa psicológica por la que pierdes tu voluntad y te aprisionas:



CULPAS A LOS DEMÁS


CREES QUE SON RESPONSABLES
DE LO QUE TE OCURRE


LES CONCEDES
EL CONTROL SOBRE TU VIDA


NO TE CREES RESPONSABLE
DE TUS CIRCUNSTANCIAS


TE SIENTES ATRAPADO
POR LA SOCIEDAD


NO DESARROLLAS
TU PERSONALIDAD


En este proceso, siempre te quedas esperando a que los demás cambien para tú poder expresarte libremente y en paz, pero, esa espera, es el broche que cierra, con bastante fuerza, el círculo vicioso iniciado en tu elección de vivir escondido en el conflicto.



EL PRINCIPIO DE LA CULPABILIDAD

Tu miedo a responsabilizarte de ti mismo es la causa de tu división interna. Te crees desplazado, pues no te crees en armonía con la vida y te proteges de ese sentimiento de marginación bajo el escudo del ataque. Pero, como te crees que atacas, también te crees que puedes ser castigado, por lo que dejas de vivir el presente para vivir en el miedo.

Cuando por tu decisión de vivir en conflicto contigo mismo, es decir, separado de ti, te crees merecedor de castigo, tú proyectas este castigo al futuro y vives temeroso porque no sabes cuando lo vas a recibir, ni de qué forma. Pero de lo que, tal vez, no eres consciente es que ese castigo que te impones lo estás viviendo ya en el presente, mientras permaneces aprisionado en la cadena del sufrimiento y del dolor.

Con esta base en tu personalidad, proyectas a los demás tu propio proceso de culpa y dolor y en tu mente les percibes culpables. Así, no ves a los demás como en realidad son. Observa el siguiente proceso:

1. Buscas la causa de tu dolor, pero nunca la encuentras porque te ilusionas en situarla donde no está.

2. Te ocultas, por tanto, la verdadera fuente de culpabilidad.

3. Mantienes fuera de tu mente la noción de que sentirte culpable es pura demencia.

4. En tus relaciones, evitas a las personas porque lo que realmente buscas en ellas es evadirte de tu sentido de culpa.

5. Así, no compartes la relación y, por consiguiente, la relación no es real.

6. No sabes que amas. Te orientas a buscar fuera de ti mismo la base de tu culpabilidad para no asumir tu propio control.

7. Te vales de tus semejantes como un medio para resolver el pasado y, por eso, no puedes verles tal como son.

Este proceso de negarte a ti y de negar tus relaciones se explica en Un Curso de Milagros:

El mundo no hace sino demostrar una verdad ancestral: Creerás que otros te hacen a ti exactamente lo que tú crees haberle hecho a ellos.

Y una vez que te hayas engañado a ti mismo culpándolos, no verás la causa de sus actos porque desearás que la culpabilidad recaiga sobre ellos. (UCDM, Cap.27-VIII, 8)


¿Tal vez por esta confusión siempre estás enfadado sin saber por qué? En tu confusión, como parte de esa cadena de dolor que te ata, te sientes atraído por la culpa porque te identificas a ti mismo como cuerpo y, también, a los demás les identificas como cuerpos.

Con esta identificación puedes entender que el dolor es la causa de la culpabilidad, por cuanto que establece diferencias basadas en la separación de los cuerpos, y desestimas la creencia de estar unidos en el Amor, que establece la realidad en la unidad de todo lo creado:

- Crees que el cuerpo es valioso por lo que te ofrece.

- Crees que la paz te va a quitar lo que el cuerpo te ofrece.

- Crees que se te pide demasiado, que tienes que “sacrificarte”.

- Lo que tú crees “sacrificio” es, en realidad, tu liberación, porque el cuerpo sólo te ofrece relaciones de amor condicionado-odio y la creencia en la muerte.

Por esto, mientras crees en tu cuerpo como indicador de las relaciones y como base de la felicidad, estás incidiendo en la separación. Y en seguir dando vueltas atado a la cadena de dolor. Dolor, confusión, ataque, culpa, sacrificio, auto-condena, etc. son los elementos de la desubicación y la desesperación que te definen, tal como expuso Sebastián Urbano:

Denuncio a todo hombre, me denuncio:
que me desgarro el alma con las uñas,
de espaldas mí mismo y con demonio,
buscando en huerto ajeno la azucena.



UNA CADENA DE DOLOR

El proceso que te hace vivir aferrado al dolor tiene la particularidad de ser invisible para ti, en cuanto que no eres consciente de cómo determina tus experiencias.

Antonio Machado definió esta desdibujada situación personal así:

La posición del satírico, del hombre que fustiga con acritud vicios o errores ajenos, es, generalmente, poco simpática, por lo que hay en ella de falso, de incomprensivo, de provinciano.

Consiste en ignorar profundamente que estos vicios o errores que señalamos en nuestro vecino los hemos descubierto en nosotros mismos. (Machado, 1988 (I):198)


Y no sólo te crea una ilusión de realidad, sino que el mismo dolor que eliges en tu mente puede tener consecuencias en tu cuerpo físico:

Incluso cuando no somos totalmente conscientes de estar enfadados, nuestros resentimientos y sentimientos negativos constituyen un equipaje emocional que, caso de ser excesivo, puede acabar provocándonos una úlcera de estómago, un descenso de defensas e incluso cáncer.
(Lawson, 1996:17)

Como ya sabes, que vivas ahora atado a una cadena de dolor tiene su origen en el sistema de pensamiento y en las creencias que elegiste para expresar tu vida. Recuerda que no elegiste el Amor, por lo que, automáticamente, asumiste creencias basadas en la separación:



CREENCIAS


Unidad Separación


Amor Dolor


Ataque


Culpa


Entonces, la cadena de dolor, que se alimenta al morder su propia cola, puede representarse así:


SEPARACIÓN



CULPA DOLOR



ATAQUE



Y con los siguientes conceptos puede quedar definido el engranaje que te asfixia:


1 - LA SEPARACIÓN

1- Te identificas con lo externo a ti.

2- Te sientes culpable porque, en el fondo, sabes que te estás fallando a ti mismo.

3- Esperas un castigo.

4- El castigo nunca llega, pero, mientras esperas, tienes la necesidad de sufrir para sanar tu sentimiento de culpa.

5- La culpa no es real, es una ilusión en la que elegiste creer para no identificarte con tu realidad.

6- Sí es real para ti el sufrimiento en el que vives cada momento de tu vida y que reflejas en todas tus relaciones.



2 - ALGO TE CAUSA DOLOR


Te dueles mientras Sigues dolido después
sucede el hecho. de suceder el hecho.


Aceptas. Revives ese dolor en todas tus experiencias cotidianas.


Sanas. Te aferras al dolor y lo conviertes en tu patrón de conducta.


Culpas de tu dolor al otro.


Estás resentido y lleno de rabia.


La angustia y el miedo te guían.


Tus relaciones se basan Te creas
en el ataque. enfermedad.



3 - EL ATAQUE

No eres consciente de
la creencia en la separación
que te rige: Crees escaparte
proyectando separación
en los demás.


Extiendes tu conflicto
interno a tus relaciones.


Te sientes protegido
ofreciendo ira a quienes
te rodean.


Estableces tus relaciones
en la ira: Cuanta más ira
descargas sobre ellas más
a salvo crees encontrarte.


Proyectas tu ira a cada
relación hasta que la destruyes.
Acabas una relación y comienzas
otra con el mismo fin de destruirla.


Te sientes merecedor de sufrimiento
pues te da la impresión de que todo en
la vida está en contra de ti.


Esperas ser atacado por alguien, o
algo.


Atacas.
Odias al otro porque crees
que es la causa de tu infelicidad.


Crees que tu voluntad es la separación.


En el otro no buscas amor,
sino el dolor que te impones a ti mismo.


Exiges al otro que se sienta culpable
y que se solidarice con tu dolor.


Consideras imposible la inocencia,
pues perderías lo que crees
que te une al otro: El conflicto.


Tienes miedo a salir del conflicto
porque crees que una relación significa
proximidad en los cuerpos.


Crees que el cuerpo
es lo único que se puede compartir
y que la mente es algo privado.


Te entregas al sufrimiento por miedo a la soledad física
y, así, perpetúas la soledad emocional en tu interior.


Intentas aliviar tu sufrimiento
haciendo que el otro se sienta más culpable.


El otro parece atacarte y herirte
en lo que hace, en lo que no hace,
en lo que dice, en lo que no dice,
en lo que piensa y en lo que no piensa.




4 - LA CULPA


1. Te censuras a ti mismo tu estado de conflicto.

2. Te sientes culpable.

3. Proyectas tu culpa a todo lo que haces. Vives angustiado.

4. Revives tu actitud de separación juzgando a los demás y, por supuesto, condenándoles al igual que te condenas a ti.

5. Eliges no sentirte responsable de ti mismo para no asumir tu propia voluntad.

6. Eludes tu presente, pues crees que negándolo pagas por la ofensa que te haces a ti mismo.

7. Crees que tu realidad es el dolor.

8. Valoras la separación y dolor es lo que pides a todos los seres que te rodean.



Una reducción extrema de la cadena del dolor, en la que queda muy clara la ilusión de realidad que te has fabricado y tu elección del auto-sacrificio, es como sigue:


SUEÑAS QUE TIENES UN ENEMIGO


CREES ATARCALE PARA DEFENDERTE,
PERO TU ATAQUE NUNCA LE LLEGA


TE BUSCAS OTRO ENEMIGO. Y OTRO.
PERO CADA ENEMIGO SE TRANSFORMA
CONSTANTEMENTE EN OTRO


EN REALIDAD,
SIEMPRE TE ATACAS A TI MISMO

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